Probamos Bloodborne…y seguimos vivos para contarlo.

La semana pasada tuvimos la oportunidad de probar la versión beta de Bloodborne, y podemos dar fe de que su dificultad está a la altura del legado de Demon’s Souls y Dark Souls. Pero a pesar de ello, el nuevo juego de FromSoftware, exclusivo de PS4, nos pareció algo más accesible que sus “hermanos”. Es cierto que moriremos un montón de veces (nosotros mordimos el polvo una y otra vez), y sudarás sangre hasta localizar los contados puntos donde hacer respawn, pero en cuanto logres dominar el sistema de combate del juego y logres dar con las armas que mejores se adapten a tu manera de luchar, no habrá criatura en Yharnam imposible de destruir.

Antes de poner un pie en esta ciudad maldita, será preciso definir a nuestro personaje, a través de un completo editor. Además de elegir sexo y edad, podremos darle un origen entre 9 opciones distintas (Pusilánime, Desperdicio, Vástago Noble, Pasado Violento) que afectará a los distintos parámetro del cazador (Ecos de Sangre, Vitalidad, Aguante, Fuerza, Habilidad…). Ya os mostramos los 18 primeros minutos del juego en un anterior post, asi que mejor centrarnos en qué nos deparará la nueva creación de Hidetaka Miyazaki cuando ya tengamos un pie sobre el ensagrentado empedrado de Yharnam.

Lo que más nos llamó la atención es la agilidad de los combates. Tanto nuestro cazador como las criaturas a las que se enfrenta se mueven a una velocidad sorprendente, y la única oportunidad de salir con vida de cada duelo es exprimir al máximo el botón de esquivar y contraatacar a cada enemigo que nos arranque una porción de nuestra preciosa barra de vida. Al recibir un estacazo, comprobaremos que la porción de vida sustraída tiene un color diferente. Si logramos devolver el ataque a ese preciso enemigo, la recuperaremos. Los cobardes y los timoratos morirán mil veces en Bloodborne (los valientes solo unas 600 veces), asi que olvidáos de salir corriendo al recibir un “guadañazo”. Será preciso enfrentarnos a nuestro agresor inmediatamente, si queremos recuperar la vida perdida y tener una mínima posibilidad de aguantar vivos más de cinco minutos seguidos.

Armas. Al principio del juego nos obligarán a pelearlos a puñetazos con un lobo tamaño XXXL, pero tranquilos, porque no tardaremos en tener acceso a distintas clases de armamento. En la beta se nos dió la oportunidad de elegir entre un hacha, un bastón y una cuchilla. Cada una de estas armas puede expandirse (el bastón se convierte en un látigo repleto de cuchillas), de tal manera que podemos utilizarlas a dos manos (duplicaremos su alcance a cambio de sacrificar velocidad) o bien podemos dejarnos la zurda libre para las armas de fuego (nos ofrecieron trabuco o pistola). La verdad es que esperábamos que las armas de fuego fueran más efectivas, porque lo único que hacían era cabrear aun más a los enemigos, especialmente a los perrazos.

Y hablando de enemigos, nos sorprendió mucho oir sus voces en castellano. Ya no solo escuchar sus maldiciones en plena refriega, sino sus lamentos cuando aún no tienen constancia de nuestra presencia. De hecho, estas voces nos ayudarán a localizar la presencia de determinados personajes que se mantienen ocultos en las sombras, a la espera de clavarnos una guadaña por la espalda. No vamos a hacer spoilers, pero hay cierto viejete en silla de ruedas que os va dejar con el rostro desencajado y a vuestro cazador, sin una gota de vida.

La ciudad de Yharnam es tan espectacular como tortuosa. En pos de esos farollillos que nos permitan retomar el juego en una posición más avanzada tras morir, un servidor se lanzó a investigar cada posible atajo, destruyendo objetos (cajas, barriles, arcones) desperdigados por el escenario que en algunos casos ocultaban un hueco en la barandilla o el acceso a un angosto callejón. La libertad para explorar la ciudad es absoluta, hasta el punto de que, tras morir unas 12 veces, frente a una horda con antorchas, descubrí una barandilla rota que me llevó a un atajo que no solo me permitió evitarlos, sino alcanzar,  en apenas unos minutos, el puente por el que deambula el primer jefazo del juego, la Bestia Clérigo. Desgraciadamente, no pude llegar a enfrentarme a él, por cobarde. A un lado del puente había una pareja de jorobados armados de peñascos (y el jefe detrás de ellos), y al otro, una manada de lobos. Me decanté por los lobos…y acabé pagándolo con la vida de mi cazador. Una vez más.

Bloodborne es tan hermoso como implacable. FromSoftware ha encontrado en PlayStation 4 el hardware perfecto con el que dar rienda suelta a su amor por las criaturas grotescas y los escenarios opresivos y siniestros. Lo curioso es que morirás cien veces pero seguirás con ganas de más. De alcanzar ese atajo que viste al fondo, justo cuando un lobo te desgarró el cuello, o de comprobar qué ser se escondía en el piso de arriba cuando un tiro a traición echó por tierra todo lo que habías avanzado en la última media hora.

Nosotros solo tuvimos la oportunidad de probar el juego durante una hora, pero nuestros compañeros de SCEA llegaron incluso a evaluar su comportamiento en el juego remoto desde PS Vita. Los frenéticos combates que propone Bloodborne podrían hacernos sospechar que jugar desde la portátil sería algo infernal, pero por lo que nos comentan, FromSoftware ha cuidado al máximo este aspecto, adaptando los controles desde DualShock 4 a PS Vita, con la mayor fidelidad posible, como podéis comprobar en el gráfico de abajo.

Podréis comprobarlo en apenas nueve días, ya que el juego llegará a las tiendas el próximo 25 de marzo (podéis reservar la copia digital desde este enlace). Hasta entonces, preparáos física y mentálmente para lo que os espera. Un viaje a una tierra de pesadilla en el que la Muerte os espera detrás de cada esquina. Un mal sueño del que jamás querréis despertar.