Lo último en cuanto a la historia, desarrollo y jugabilidad de lo nuevo de Llamasoft
TxK es el último título en llegar a una serie de shooters con un estilo muy particular de arcade, que pueden ser descritos como “neo-retro”. Estos juegos se caracterizan por una jugabilidad inspirada en los juegos de arcade de la vieja escuela, pero aprovechando el hardware moderno para ofrecer gráficos y un audio que dista mucho de lo que era posible hacer hace mucho tiempo.
Muy frecuentemente se inspiran en un estilo visual de juegos más antiguos, pero llevándolos a través de gráficos y técnicas más modernas, buscando crear una experiencia que evoque ese toque retro pero cuyo aspecto sea más que bueno. Puede que en este momento te estés acordando de juegos como Geometry Wars, dónde los personajes de los enemigos y del propio jugador están hechos de líneas brillantes.
Este estilo basado en líneas echa la vista atrás a una tecnología obsoleta, antigua pero bonita, que era utilizada en los arcade, y que se denomina “gráficos vectoriales”. En aquel entonces era imposible generar imágenes basadas en píxeles que tuvieran una alta resolución, y como resultado las imágenes en los juegos tendían a tener aspecto de bloque, como hechas de ladrillos. Los “gráficos vectoriales” era un modo distinto de hacer las cosas, hacían posible dibujar líneas en vez y evitaban ver una pantalla llena de píxeles.
Los gráficos vectoriales llegaron con sus propias limitaciones: era imposible crear objetos llenos de colores sólidos, por ejemplo, o fondos de un detalle extremo; todo tenía que ser hecho de finas líneas. Pero para muchos juegos esto fue una oferta aceptable que permitía a los diseñadores evitar una imagen más vasta de píxeles en la pantalla.
Los gráficos vectoriales llegaron con sus propias limitaciones: era imposible crear objetos llenos de colores sólidos, por ejemplo, o fondos de un detalle extremo; todo tenía que ser hecho de finas líneas. Pero para muchos juegos esto fue una oferta aceptable que permitía a los diseñadores evitar una imagen más vasta de píxeles en la pantalla.
Estas grandes limitaciones forzraon a los juegos que utilizaban imágenes vectoriales a ofrecer una estética bastante abstracta que los hizo contar con un estilo muy característico, y para algunos, bonito.
A medida que el tiempo pasaba y la tecnología se iba mejorando, el aspecto de los píxeles se iba haciendo cada vez en mejor resolución, y las imágenes vectoriales cayeron en desuso. Con una resolución espacial y de color mejor, la imagen se hacía capaz de oferecer gráficos más “realistas”, y se convirtió en una tendencia ir haciendo los juegos cada vez más realistas, llevándolo hasta el punto en el que nos encontramos hoy en día, donde los gráficos de los últimos juegos son casi como lo que vemos en la vida real.
Aunque en los juegos, a pesar de esta tendencia, los desarrolladores no tienen por qué ceñirse a la realidad ni tienen que ser “realistas”. El realismo está genial para muchos tipos de juegos y sin él no podríamos conducir grandes bólidos en GT6 o acabar con dragones en Skyrim, por ejemplo. Algunas veces, sin embargo, también está genial explorar estilos visuales no realistas. Títulos neo-retro que exploran la misma estética abstracta y geométrica que había en los viejos jeugos vectoriales consiguen mostrar, más que las limitaciones visuales de los viejos juegos, que algunos de ellos eran muy bonitos.
Uno de los cimientos del estilo neo-retro fue Llamasoft de Tempest 2000, lanzada en 1994, que apoyo su ancestral arcade abstracto basado en la naturaleza geométirca y vectorial, y lo actualizó con mejoras gráficas que eran por aquel entonces alucinantes: llenaron los polígonos, sistemas de partículas, y efectos de respuesta.
El juego también introdujo una jugabilidad má profunda, un modo de jugar más allá de lo que ofrecía el arcade original, e incluía una banda sonora tecno atronadora para acompañar la acción de disparo. Con la acción a través de 100 niveles aderezados con rondas extras la mar de agradables que eran el contrapunto perfecto a la mecánica de juego de disparo rápida del título principal, T2K fue considerado uno de los mejores juegos de su tiempo y todavía es recordado por muchos.
Desde entonces los responsables del juego han trabajado mucho en diferentes estilos en diferentes plataformas. Cuando recibieron la oportunidad de crear un juego para PS Vita pensaron que sería bueno hacer algo en el estilo del género que les ayudó en sus orígenes hace 20 años, así que así nació TxK.
Se ha intentado crear algo que sea puro y bonito al mismo nivel que lo eran los viejos juegos abstractos de gráficos vectoriales; pero al mismo tiempo que fuera algo vibrante y moderno en su aspectos y en los efectos que tiene el juego sobre el jugador cuando está echando una partida.
Al contrario que en los juegos arcade no tendrás que estar poniendo monedas en la máquina para continuar. Solo tendrás que ponerte en marcha y disfrutar el viaje. Jugar será tu recompensa, tanto si consigues una puntuación de récord como si no. Todos los juegos deberían basarte en pasárselo bien.
Irás abriéndote camino a lo largo de 100 niveles y tres diferentes modos de juego que mantendrán la emoción y el grado de desafío tanto si quieres una partida larga o una partidita de cinco minutos. Disfrutarás al máximo encontrándote con una amplia variedad de enemigos por el camino y quitándotelos de en medio haciéndolos explotar en millones de partículas con los ‘power-up’ que tienes a tu disposición.
Un puñado de excelentes músicos han colaborado para ofrecerte una banda sonora que es incluso mejor que la de T2K. Tus pies se moverán sin querer mientras vas subiendo posiciones en la tabla de clasificación.
Rondas extra estarán esperando a aquellos que diligentemente reúnan los Power up de cada nivel. No puedes morir en las rondas extra: simplemente disfruta del vuelo y de la música.
Tendrás mucha diversión con TxK y seguro que disfrutas de este juego durante mucho tiempo simplemente porque jugarlo es un placer. Para empezar te dejamos con unos consejos para los principiantes. Sigue estos sencillos consejos y podrás ir disfrutando de los niveles con un gran aplomo.
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