La compenetración de las gemelas Blazkowicz encaja de maravilla con el depurado manejo de las armas que caracteriza la saga.
B. J. Blazkowicz es el paradigma del lobo solitario en el género de los juegos de disparos en primera persona. A diferencia del legendario asesino de nazis, sus hijas gemelas son más de trabajar en equipo. Wolfenstein: Youngblood mejora el sensacional manejo de las armas de la icónica saga con un modo cooperativo muy dinámico y unas protagonistas que se entienden a la perfección.
La última sesión de prueba del juego se centra en la historia de Jessie y Zofia (más conocidas como Jes y Soph) y un asalto muy intenso a un dirigible de los nazis. Los flashbacks muestran cómo B. J. y Anna enseñaron a sus hijas a sobrevivir en un mundo hostil. Jes lo da todo con un saco de boxeo mientras Anya la obliga a superar sus propios límites. Jes aprende a calcular bien sus tiros mientras caza jabalíes con B. J., que la enseña a desarrollar sus habilidades como asesina. Al igual que en las dos anteriores entregas de Wolfenstein, se agradece lo auténticas que son las relaciones entre los personajes, con la dosis justa de humor absurdo. Por ejemplo, después de matar a su primer nazi, Soph se alegra, vomita de repente y, acto seguido, vuelve a la celebración.
Las ocurrencias de los personajes y los matices de los diálogos dan un toque de color al depurado manejo de las armas de Wolfenstein. Como de costumbre, la misión de infiltración en el dirigible se puede llevar a cabo con sigilo o a tiro limpio, pero los trajes de poder de las gemelas ofrecen más opciones desde el minuto uno.
Pueden hacer juntas un doble salto para superar obstáculos verticales, cubrirse para eliminar enemigos de forma simultánea e invertir sus puntos de habilidad en habilidades que les permitan empuñar un arma en cada mano o lanzar cuchillos. El sistema de niveles, similar al de un RPG, contribuye a la sensación de progresión de la experiencia.
Gracias a estas nuevas características y el cooperativo para dos jugadores, la última entrega de Wolfenstein sube el listón en cuanto a jugabilidad. Derribar a un soldado nazi con blindaje y un lanzallamas resulta un poco más sencillo cuando una de las dos hermanas puede flanquearlo y disparar a su bidón de gasolina. Ahora caer en combate no resulta tan doloroso, ya que existe la posibilidad de reanimar rápidamente al compañero. Enfrentarse a un temible general equipado con un traje de poder es más dinámico ahora que sus ataques se reparten entre los dos jugadores. Cuando uno disfruta de buena compañía, los espectaculares y emocionantes tiroteos de Wolfenstein mejoran en todos los sentidos.
Ahí van unas cuantas observaciones que he realizado durante mi sesión de prueba con el juego:
- Los enemigos ahora tienen barras de vida sobre la cabeza, lo cual resulta muy útil para trazar una estrategia contra los que van blindados.
- Al igual que en un RPG, subir de nivel en medio de un combate rellena por completo la salud, algo que puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
- Los ataques cuerpo a cuerpo son más fuertes que nunca. Las hachas de mano y los cuchillos son herramientas indispensables para ejecutar a corta distancia.
- Un sistema de señalización permite al jugador marcar la munición, la armadura y otros objetos de la zona para que el compañero pueda encontrarlos.
- Los jugadores pueden coger los mismos objetos, así que no habrá necesidad de pelearse por una pieza de armadura.
- Las gemelas pueden dedicarse gestos divertidos que mejoran determinados parámetros. Por ejemplo, Jes puede hacer el gesto de los cuernos para potenciar la armadura de Soph.
- Si uno de los jugadores cae en combate y al otro no le da tiempo a reanimarlo, perderán una de sus vidas compartidas.
Prepárate para formar un equipo con tu mejor amigo y encontrad juntos a B. J. Blazkowicz en Wolfenstein: Youngblood, disponible el 26 de julio.
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