Repasamos el legado que el compositor de Dragon Quest deja en PlayStation y en el mundo de los videojuegos.
El pasado 7 de octubre nos dejó una de las personalidades más influyentes en cuanto a composición de bandas sonoras en el mundo de los videojuegos y queríamos dedicarle un artículo, ya que Koichi Sugiyama fue un gran maestro que deja, no solo, una gran influencia en el mundo de los videojuegos, sino también un hueco en el corazón de los fans de PlayStation que desde siempre tenemos cubierto con sus maravillosas composiciones.
Para la mayoría de nosotros, hablar de Sugiyama es retrotraernos al noviembre del año 2004 cuando los usuarios de PlayStation 2 recibimos en España, y completamente traducido a nuestro idioma, Dragon Quest VIII: El Periplo del Rey Maldito, un juego colosal que por primera vez introdujo aquí en Occidente una de las sagas JRPG más importantes de todos los tiempos. Si viviste ese momento, a buen seguro recordarás el impacto que supuso encender la consola, ver las aves rapaces volando y por primera ver escuchar cómo retumbaban esos acordes mayores que antes de empezar ya dejaban dos cosas claras: esta no era una saga como las demás; esta no era una banda sonora como las demás. Aquí abajo podéis revivir ese momento o bien disfrutarlo por primera vez. Uno de esos instantes que marcan la vida de un jugador, sin duda.
¿Ya habéis disfrutado de esta mágica intro? Bien, pues sigamos. Si os habéis fijado en la pantalla de título, el juego aquí no llevaba número alguno en su título. Naturalmente, en territorio europeo habría resultado un poco confuso ver que una saga que acabábamos de descubrir iba ya por su octava entrega principal, así que Square-Enix lo llamó aquí Dragon Quest: El Periplo del Rey Maldito.
Koichi Sugiyama por aquel entonces ya era alguien de gran prestigio dentro de la industria en su país, pues desde el mismo nacimiento de la saga en 1986 ya había sido el encargado de componer los temas principales. A él le debemos la estructura de ocho temas que tanto y tanto hemos oído en el RPG orientales y también occidentales: Un tema de apertura, temas para pueblos, castillos y mapa, combates, batalla contra jefes y créditos. A buen seguro reconoceréis esta composición en otras sagas legendarias como por ejemplo Final Fantasy. No en vano, Nobuo Uematsu, compositor durante muchos años de la aclamada franquicia, siempre cita a Sugiyama san como uno de sus maestros e incluso cuenta que éste le solía llamar tras el lanzamiento de una nueva entrega para comentarle qué le habían parecido sus piezas.
En el año 2016, Koichi Sugiyama obtuvo el Record Guiness al compositor de videojuegos con la carrera más longeva: nada menos que 30 años dedicado al oficio en aquel momento. También recibiría uno de los más grandes reconocimientos en Japón con la insignia de la Orden del Sol Naciente, además de ser reconocido Persona de Mérito Cultural.
Su aportación al mundo de los videojuegos no se quedó solo en nuestras consolas, puesto que también llevó la banda sonora de Dragon Quest a los escenarios con sus Family Classic Concert anuales e incluso puede presumir de haber grabado en 1986 el considerado como primer álbum orquestal de videojuegos de la historia.
Koichi Sugiyama también compuso para televisión las canciones de apertura y cierre del anime Dragon Quest: Dai no Daibōken. ¿No os suena? Pues si tenéis ya cierta edad, aquí en España pudisteis verlo también bajo el nombre de Las Aventuras de Fly, una serie que incluso tuvo su línea de figuras y una colección de manga en los kioskos. Lo mismo conserváis alguno.
En 2004 creó también su propio sello discográfico, llamado SUGI Label. Con él publicó sus discos lanzados desde entonces y también el Blu-Ray Symphonic Suite de Dragon Quest V en 2015.
Koichi Sugiyama sabía que una banda sonora a la altura podía convertir grandes juegos en verdaderas obras maestras y dedicó parte de su vida a ello. De hecho en 2017 pudimos disfrutar una vez más de su música en PS4 con Dragon Quest XI: Ecos de un pasado perdido. Recuerda la próxima vez que escuches la música de tu RPG favorito que posiblemente el artista aprendiera escuchando las obras de grandes maestros como este 😉
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