Cómo es jugar a God of War

Hemos pasado bastante tiempo probando la audaz renovación de la clásica saga de Santa Monica Studio y ahora sabemos que el nuevo God of War es tan bueno como parece. El nuevo God of War arrasa como un tren de mercancías, con un combate demoledor que tranquilizará a cualquier escéptico. No obstante, bajo su endurecido e intimidante exterior yace un corazón palpitante.

Si me guío por lo que he jugado, God of War va a impactar como un asteroide este abril, y arrasará con lo antiguo y forjará lo nuevo en un solo golpe triunfal.Mientras que los títulos anteriores se basaban en feroces combates estilo arcade, en este God of War la lucha es más metódica y reflexiva.

Enseguida me di cuenta de que los nuevos controles estaban más en línea con Bloodborne que con un título de God of War tradicional. Los ataques están asignados al botón R1 y el botón R2 y, gracias al control de la cámara con los dos joysticks, la acción da una mayor sensación de peligro e inmediatez.

Una cosa no ha cambiado: Kratos golpea con fuerza. El hacha Leviatán, su nueva arma preferida, te hará olvidar las Espadas del Exilio. Pulsa R2 para lanzar por los aires a los enemigos débiles o R1 para dar tajos rápidos a los demás. Por supuesto, puedes encadenar los dos ataques para mantener a los enemigos en el aire mientras los atacas. A los seguidores de la saga esta parte les parecerá bastante familiar.

Pero la cosa mejora. Mantén pulsado L2 y Kratos cargará un lanzamiento de su poderosa hacha. Arrójala a un enemigo débil para dejarlo aturdido unos segundos, tiempo suficiente para que acabes con otra criatura que suponga un amenaza inmediata.

Durante esos instantes, dependes de los potentes puñetazos de Kratos, que pueden hacer tambalear a los enemigos y dejarlos listos para una muerte instantánea (R3).

Entonces podrás pulsar el cuadrado para recuperar el hacha, al estilo de Thor, y destrozar todo lo que haya entre ella y la mano de Kratos. Este patrón básico (lanzar, luchar, recuperar) es supersatisfactorio y aporta un ciclo natural al combate que te mantendrá pensando.

Si lo combinamos con un escudo que puede bloquear y rechazar los ataques enemigos, y con las nuevas y poderosas habilidades rúnicas, el resultado es un God of War mucho más profundo y complejo. El combate sigue siendo brutal, lo que agradará a los veteranos de la saga, pero su denso núcleo estratégico atraerá sin duda a aficionados de juegos como Bloodborne o Dark Souls.

Para esos momentos en que toca repartir leña, con Ira espartana (L3 + R3) Kratos entra en un frenesí violento y esprinta hacia los enemigos en una nube de patadas y puños.

Me sorprende lo mucho que me ha gustado el combate sin armas. Es tan realista y satisfactorio que recurría a él siempre que podía y me lanzaba hacia los grupos de enemigos para hacerlos trizas.

Y luego está Atreus, el hijo de Kratos. Lejos de ser una carga más que gestionar, Atreus es una extensión de Kratos: merodea en los alrededores del combate y desvela posiciones enemigas. En cualquier momento, puedes centrarte en un enemigo y pulsar el cuadrado para que Atreus dispare una potente flecha, esencial para aturdir a ciertos enemigos que pueden esquivar los ataques de Kratos.

El aspecto RPG del juego tiene más calado que nunca, pues ofrece equipo, mejoras de estadísticas, cierta personalización de las armas y árboles de habilidades de combate. Santa Monica Studio me ha confirmado que los jugadores no podrán llegar al límite de todas las habilidades y estadísticas durante el juego, así que merece la pena especializarse en un estilo (defensivo, a distancia, magia rúnica, etc.) y gastar los puntos en consecuencia.

En el apartado técnico, God of War tiene un aspecto impecable. En una PS4 Pro con televisor 4K, las texturas tienen un detalle impresionante. El diseño de Kratos también es muy detallado. Si miras de cerca, verás elementos de su clásico atuendo asomando por debajo de su desgastada armadura de cuero.

En resumen, God of War me dio la misma sensación que la primera vez que jugué a The Last of Us, que era básicamente: ¿cuándo puedo seguir jugando?