Descubre algunas de las claves de la personalidad de nuestro hipster más plus.
Esto de escribir en un blog mainstream no es lo mio eeehh!! Porque yo soy un ciudadano hipster de Porriño, muy sencillo y campechano que no tiene nada que ver con los software ultra inteligentes.
A ver, a mí los Youtubers me dan igual. Y eso decirlo en PlayStation es súper políticamente incorrecto, es como decirles “no me gusta tu cara”. Pero yo se lo digo, a mí no me importa, que van a hacer, ¿bloquear mi cuenta PSN? Pues me da igual porque puedo hacerme otra que para eso he estudiado un poco ¿no?
¿Youtubers? Yo veo La 2, eso sí que es calidad. Porque si emites en blanco y negro una cosa antigua y muda, es porque es super calidad intelectual, porque si no a ver quién se traga eso a las 3 de la mañana comiendo un bol de Txoko Krispis. Se escribe así, es la marca blanca del Eroski.
Pero yo, ver a los Youtubers, cuando aún no me he visto todo el cine iraní del año pasado, pues como que no. Que a ti te gusta, lo entiendo, tiene que haber masa básica para que existamos gente disruptiva, pero vamos, que de todo lo que dicen los Youtubers, yo me leí antes la novela. Y tenía más tensión dramática.
Gameplays, noobs, cringe, pero ¿te crees moderno por hablar raro? Raro no, en inglés. Que si fuera chino o coreano, pues te acepto el extranjerismo, pero oye, que es inglés. Y lo pronuncias peor que un taxista de París. Que antes que el trap o el afro trap, aquí teníamos a Los Suaves, Def con Dos y Siniestro Total, pero ahora resulta que todo el mundo va de duro.
Pues en Porriño somos gente tan rocosa que hasta tenemos una cantera de granito. Seguro que hemos hecho la encimera de tu cocina. Cada vez que cortas una cebolla, estás llorando sobre mí. Porriño es como el Baltimore de The Wire. Como el New Jersey de Los Soprano. Como el California del California Games. Aquí cerca, en las rías, se podría grabar una temporada de Narcos. Y de aquí es Antonio Palacios. ¿Qué no sabes quién es? Maldita ignorancia, lucho cada día contra la ignominia del olvido. Ignominia significa ofensa, no te disperses.
Y es que los de Porriño, si nos ponemos, hacemos las cosas a lo grande. Vale, lo de PlayFriends no es muy grande, quizás es una web-serie B. PlayFriends quedará como objeto de culto cuando mi carrera esté consagrada. Y es que lo mío no es flor de un día, casi salgo de protagonista en Malviviendo. Que no a todo el mundo le mandaban un email con “Gracias, no hace falta que mandes nada más”. Y estuve a punto de salir en Factor X con mi canto gregoriano cantado en élfico (nada de basura Sindarin, era en élfico Quenya).
Pero un día en la Feria Internacional de Videjouegos del Municipio de Pontevedra y Área Metropolitana de Vigo, el famoso FIVMPAM o más conocido como Pim-Pam, me ofrecieron participar en un casting y me pregunté ¿Yo en una serie? ¿De una marca mainstream? En verdad me pegaba más el papel de guapo con tensión sexual no resuelta, pero me dieron el de hípster vende humos. Es un papel que no me representa en absoluto, pero estuve unos meses recibiendo clases de actuación con el método Stanislavsky y ahora lo bordo. Me he metido tanto en el papel que a veces no me reconozco. Dicen que me interprete a mí mismo, pero yo no soy ese idiota de la tele. Me veo y ese no soy yo. Mi voz no suena así.
Me siento como el escarabajo de Kafka, que realmente era un escarabajo, aunque la gente diga que era una cucaracha. Me he vuelto adicto al jarabe para la tos como Kurt Cobain y a las aspirinas infantiles como Michael Jackson. Veo ventanitas a mi alrededor en constante movimiento como en Trainspotting. Mi cuarto es un fondo de color morado como en “Dogville” de Lars Von Trier. No sé dónde empieza y acaba la ficción como en “El Show de Truman”.
Esto es una pesadilla. Como en PlayFriends
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