Planea asesinatos disparatados y homicidios tronchantes en este título repleto de sangre y risas.
Slayaway Camp “solo” es, fundamentalmente, un juego de puzles de empujar bloques parecido a Sokoban o a cualquier otro minijuego de mover objetos sobre una cuadrícula, conocidos de sobra para la mayor parte de la comunidad videojueguil. Este tipo de puzles pueden ser extremadamente sencillos o endiabladamente enrevesados, pero, a decir verdad, no es que sean el paradigma de la diversión.
Para Slayaway Camp nos planteamos el siguiente desafío: ¿seremos capaces de crear un juego de puzles de empujar bloques que suponga un reto y que no sea un muermo? Mover bloques de aquí para allá con ánimo de alcanzar un objetivo puede llegar a ser un peñazo. Pero ¿y si ese bloque fuese, digamos, una persona y el objetivo del puzle fuera, por ejemplo, perpetrar un asesinato de lo más sangriento?
Pues será lo que tenga que ser, ¡pero aburrido, desde luego que no!
Bajo esta premisa, dimos un salto rápido a las películas slasher de los 80. El tema encajaba con las mecánicas de nuestro juego, donde hay múltiples víctimas estáticas e indefensas que aguardan tu llegada para que acabes con su vida. Además, conceptualmente venía como anillo al dedo, pues se presentaban toda suerte de oportunidades para rescatar aquella nostalgia del cine de terror de antaño, el metal y el rock electrónico de los 80, artilugios de cintas VHS y asesinatos asquerosos desde el punto de vista creativo.
Y cuando terminamos de verlo claro, comenzamos a desarrollar y ajustar las mecánicas del juego en consecuencia. Por ejemplo, añadimos la habilidad de “asustar” a las víctimas para que puedan huir del asesino, con lo que podían terminar encontrando una posición estratégica más ventajosa… o topándose con algún peligro provocado por un incendio o con alguna trituradora de ramas con hambre de carne humana.
A pesar de habérnoslo pasado de auténtica muerte incluyendo decenas de referencias ocultas (y no tan ocultas) a pelis de terror ochenteras, hemos tenido que hilar muy fino para ajustar el nivel de violencia del juego. Nuestro título va desmesuradamente más allá de cualquier clasificación estándar, pues hay muchos campistas que acaban decapitados, defenestrados, destripados y desmembrados (¡o peor aún!) cada pocos minutos.
La experiencia habría sido absolutamente desagradable de haber seguido un estilo gráfico realista, excepto para las mentes más goremente retorcidas. De igual manera, hacer un homenaje al cine slasher con poca cantidad de sangre habría difuminado la verdadera esencia del tributo.
Así pues, decidimos llevar la violencia hasta niveles extremos, pero reduciendo el detalle de los personajes hasta el punto de que no parecen más que adorables cajas de zapatos con ojos. Como resultado, el baño de sangre y la carnicería, a pesar de su naturaleza bestial, resultan más cómicos que impactantes.
Pero no solo buscamos diversión y sonrisas en los asesinatos disparatados y los homicidios tronchantes, ¡no! Por ejemplo, hay un nivel que es un verdadero laberinto y, según nos hayamos abierto camino, veremos a un tipo junto a una hoguera tocando la guitarra y cantando de forma horripilante. En cada turno nos iremos acercando más, pero dar un paso en falso nos llevará a tener que aguantar otro desalmado ataque a nuestros tímpanos de nuestro relajado y fatal cantarín.
Encontraréis muchas situaciones tan divertidas como esta por todo el juego. En ellas reside la naturaleza tan sombría (y tan adorable a la vez) de Slayaway Camp.
Después de todos nuestros esfuerzos, algunos de los comentarios que nos han hecho más felices han sido las de aquellos fans del juego que, con el corazón en la mano, han admitido aborrecer los juegos de puzles antes de disfrutar con Slayaway Camp. Estamos convencidos de que al envolver los puzles con una gruesa capa de fondo y forma (y gore), siempre aparecerán nuevas posibilidades que explotar… ya sea desbloquear un homenaje secreto al asesino de una peli de terror o la promesa de golpear salvajemente a un campista en la cabeza con su propia guitarra.
Resumiendo: ya os gusten los juegos de puzles o los odiéis con todas vuestras fuerzas, la diversión está asegurada con Slayaway Camp: Butcher’s Cut. Y con más de 300 niveles de puzles para avanzar entre masacre y masacre, 90 “paquetes gore” con escenas de asesinatos desmesuradamente deliciosas y más de 60 asesinos con los que perpetrar auténticas y divertidísimas carnicerías, Slayaway Camp: Butcher’s Cut es, sin duda, la versión del juego más jugosa y afilada hasta hoy. ¡Próximamente en vuestra PS4 más cercana!
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