Tesoros capaces de hacernos viajar a épocas pasadas.
Hace poco se ha descubierto en el Pirineo francés una cápsula del tiempo que, según parece, pertenecía al escritor Julio Verne, famoso escritor de novelas de Aventuras y Ciencia Ficción que murió en 1905.
El hallazgo ha supuesto todo un juego de rol en la vida real que han conseguido resolver arqueólogos e historiadores de la Universidad de París y del Club de Exploradores de Nueva York. Sus apasionados miembros investigaron cada página, párrafo y letra de todas las novelas del autor, incluyendo su propia tumba, para llegar a resolver el reto que dejó Verne. Toda una aventura Uncharted en la vida real.
El interior de esta cápsula del tiempo todavía es un misterio, ya que sólo se han podido practicar escáneres y estudios preliminares con rayos X. A primera vista se pueden apreciar documentos y objetos metálicos, pero habrá que esperar a su apertura y escrutinio para conocer si estamos ante sus verdaderas posesiones con más de un siglo de antigüedad. Aunque en realidad ésta no fue la primera cápsula de Verne.
La primera se planificó para que estuviera oculta durante 20 años, pero al final se descubrió 110 después de lo previsto, en 1989, coincidiendo con la caída del muro de Berlín. Y es que ésta primera cápsula tuvo mucho que ver con su primera novela.
Escrita en 1859, “París en el Siglo XX” resultaba una obra futurista y pesimista donde la gente vivía obsesionada por el dinero, la velocidad y los… faxes. Todo un presagio de la era tecnológica en la que vivimos y que llevaba al protagonista a un desenlace demasiado oscuro para el gusto de la época. Su editor jefe le recomendó que la encerrara en una caja durante 20 años y la rescatara cuando ya fuera famoso. Pero se le fue la mano.
Verne echó la llave a su primera cápsula el mismo año que se ponía en marcha el Big Ben de Londres o el Dr Livingstone descubría el lago Malaui . No sabemos si por despiste, descuido u olvido, el caso es que los 20 años se convirtieron en 130, hasta que su bisnieto descubrió tremendo tesoro. Finalmente se publicó en 1994… 135 años después de haber sido escrita. Sólo por eso merece leerla. Todo un viaje en el tiempo para la primera novela del gran precursor de la ciencia ficción.
Y es que Julio Verne siempre estuvo adelantado a su época. No sólo predijo la invención del helicóptero, las naves espaciales, los robots, los submarinos, los motores de explosión, el ascensor o las armas de destrucción masiva, sino que apuntó un esbozo muy acertado de lo que hoy es internet. Es también el caso de la expresión “cápsula del tiempo”, que se acuñó casi 40 años después de su muerte, cuando se empezaron a poner de moda.
Curiosamente, una de las más famosas se encuentra en Nueva York, debajo del parque “Flusing Meadows“, con instrucciones concretas para ser abierta en el año 6939. Nos quedaremos con la intriga, aunque seguramente contenga una Play, un mando y alguna aventura de Nathan Drake como recuerdo histórico del siglo XXI.
Y es que nos apasionan los Tesoros que trascienden a lo largo de los años, esperando a ser descubiertos para inundarnos de emociones a todos los amantes de las buenas aventuras.
Como la de viajar en el tiempo.
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