Los Secretos de Libertalia

Por un momento, olvida todo lo que tienes a tu alrededor y prepárate para hacer un viaje. Por el tiempo y el espacio. Coge tus botas altas, tu casaca, tu sombrero y tus galones porque los vas a necesitar.

Nos remontamos a finales del siglo XVII, concretamente al norte de Madagascar, un territorio todavía no reclamado por ninguna colonia. El emplazamiento perfecto para crear un nuevo estado, una nueva nación de cero.

Al igual que los piratas del mar Caribe tenían sus propias repúblicas independientes con sus leyes y lenguas propias, en lugares como Isla Tortuga, los piratas del Índico también necesitaban buscar un lugar en el que asentarse… y lo encontraron.

Capitaneados por el capitán Misson y su lugarteniente, el exfraile Caraccioli, fundaron “Libertalia“. Basándose en los textos que el religioso había estudiado como la República de Platón o Utopía de Tomás Moro, nació una sociedad donde el respeto y la libertad primaban por encima de todo.

Allí no existía la propiedad privada, ni las razas, ni religiones. Allí la tolerancia era una máxima. Todos los habitantes de Libertalia, llamados liberis, no eran juzgados por su lugar de procedencia o lengua materna. Es más, la lengua oficial de la república era el “liberi” una mezcla de diferentes idiomas para que nadie se sintiera excluido.

Cuando algún barco era capturado (no olvidemos que eran piratas) se cogía lo necesario para su subsistencia, y los presos eran libres para quedarse en Libertalia o regresar a sus países. Y es que el verdadero tesoro de los habitantes de este singular sitio era la libertad. Su bandera: una lona blanca con una frase bordada, “A deo a libertate“, o lo que es lo mismo, por Dios y por la libertad.

Son pocos los textos contrastados que históricamente recogen los sucesos que allí acontecieron, por eso muchos creen que es más una leyenda que una realidad, pero ¿no es maravilloso pensar que existió, aunque sea en la imaginación de un puñado de piratas?

Libertalia, un lugar donde nadie importaba más que nadie. Donde la única ley era la libertad.