Playtonic pretende deleitar los sentidos con su aventura auspiciada por Kickstarter.
Detenednos si ya os lo hemos contado. Unos desarrolladores veteranos de videojuegos entran en un bar. Después de unos tragos, se les ocurre la idea de crear un juego inspirado en uno de sus anteriores éxitos. Una bruja buena oye su idea y les ofrece muchísimo dinero para crear ese juego. El equipo desarrollador, perplejo y a la vez agradecido, se aventura en medio de la noche para zambullirse en su recién descubierta riqueza, al estilo del Tío Gilito.
Vale, no es así exactamente como se concibió Yooka-Laylee. Aunque esta historia es poco creíble, para que su juego de plataformas 3D de mundo abierto se hiciera realidad hicieron falta años de duro trabajo, la creación de una nueva compañía, la revisión de algunos conceptos y, finalmente, la financiación de unos 80.000 entusiastas en la exitosísima Kickstarter.
Irónicamente, después de todo esto, solo hicieron falta 38 minutos para que Yooka-Laylee consiguiera su meta recaudatoria, reuniendo casi dos millones y medio de euros para el crecimiento de la compañía.
«Aún seguimos impactados», afirma el compositor Grant Kirkhope. «A ninguno se nos había pasado un segundo por la cabeza que llegaríamos tan lejos. Nunca vimos el contador a cero, ¡pensábamos que estaba estropeado!»
En estos momentos hay veinte personas enérgicas que conforman el modesto equipo de Playtonic, aprovechando esta hazaña tan inspiradora para confeccionar un juego que pueda considerarse el sucesor espiritual de la época de Banjo-Kazooie. Dicha confección incluye paisajes enormes, personajes chiflados, un estilo artístico colorido…y coleccionables. ¡Espera! ¿Qué has dicho?
«Queremos extraer lo bueno de los colleccionablazos del pasado y acabar con el aburrimiento», explica el escritor Andy Robinson.
«Cada coleccionable tiene un impacto significativo en la jugabilidad. Por ejemplo, las plumas pueden usarse para desbloquear movimientos especiales, las mariposas restauran las barras de salud y de poder y las mini páginas desbloquean zonas y espacios nuevos para explorar así auténticos desafíos y secretos».
Playtonic confía en su planteamiento, y enseña una muestra en la que la nube Nimbo (llorando a su esposa… no preguntéis) se llena de agua. Por culpa de su llanto, el frondoso mundo acaba inundado por la lluvia, lleno de ríos y zonas nuevas. Si le lanzamos ráfagas de hielo, el mundo se llenará de nieve, lo que desencadenará nuevos desafíos. Por tanto, lo que inicialmente era un minijuego de carreras se convierte en una pista de hielo resbaladiza.
La reinvención de este género se extiende también a los personajes que dan título al juego. El camaleón Yooka puede usar sus poderes para camuflarse con el paisaje y dar lengüetazos a sus enemigos, mientras que la murciélago Laylee tiene la habilidad de volar y de emitir estallidos sonoros. Los dos pueden engullir fruta para cargarse de poderes especiales, pero si sobreviven es realmente por su carácter travieso; deja de usar el mando y Laylee empezará a mordisquear el hombro de Yooka, desencadenando una pelea divertida entre ambos.
Ese sentido del humor bromista del juego se refleja de verdad cuando hablamos con el equipo de Playtonic sobre el resto de miembros que figuran en su ecléctico reparto.
«Queríamos que los personajes perdurasen más allá del propio juego, así que construimos nuestro propio universo», explica Andy. «Cuando los diseñamos, pensamos si podrían aparecer en un género diferente o protagonizar su propio juego».
«Fue divertido crear al malo malísimo: Capital B. Le dimos un estilo ejecutivo muy burlón, como de ‘¡espérate al juego de mesa Q4! ¿Sabías que entre un mundo y otro no has estado a la altura de las predicciones?’ Conozco los medios de comunicación, ¡he pasado mucho tiempo participando en teleconferencias y escuchando cosas así!»
Y luego tenemos a Trowzer, la serpiente «de negocios». «Gavin (Price, director creativo) tuvo la idea de una serpiente en pantalón corto, y me pareció ridículo», dice Steve mientras sonríe. «Pero después de reflexionar sobre la idea y acercarme al concepto, creí que encajaría bien».
«Consideramos que el humor que caracteriza a Trowzer era muy sutil…», aclara Andy.
«¡Me parecía espantoso!», bromea Steve.
«Creía que Steve era de esos que no pillan el chiste a la primera, ¡cuando la mitad del equipo tardó mucho en hacerlo!», dice Andy lanzando una pulla, haciendo que Steve acabe riéndose.
«Nuestra intención es crear un juego familiar para todas las edades, pero que contenga bromas para un público de más edad, como pasa en Los Simpson o en las películas de Pixar.
Bromas aparte, nuestro equipo se toma muy en serio la responsabilidad que tiene con sus fans y con sus patrocinadores.
«Sería muy fácil poner el piloto automático mientras hacemos el juego, así que somos muy conscientes de ello», aclara Grant. «Es decir, en estos momentos no hay muchos juegos que se parezcan a Yooka-Laylee, lo que parece extraño, porque si nos remontamos a los noventa había montones de plataformas 3D».
«Y hoy en día cualquiera puede crear unos gráficos estupendos porque existe esa tecnología», afirma Steve.
«Lo que de verdad hace falta es algo que destaque», añade Steve. «Últimamente hemos jugado a muchos juegos en los que terminas cansado al acabar porque no disfrutas lo que te hubiera gustado. Y cuando cojáis el mando en Yooka-Laylee queremos que os lo paséis bien».
Y esa sensación es la idea principal de Yooka-Laylee. Porque independientemente de cómo se ideara inicialmente el juego, la sonrisa de oreja a oreja de los héroes de este título resume toda la gratitud de Playtonic.
«Ha sido estupendo contar con el apoyo de Sony y ser portada de revista… el proceso completo ha sido una locura, sobre todo para un equipo tan pequeño como el nuestro», afirma Andy.
«Y nunca olvidaremos a quienes nos respaldaron al empezar en Playtonic», añade Steve. «Siempre estaremos en deuda con estas personas. Ha sido maravilloso».
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