Edward Kenway es un feroz pirata que busca fortuna. Él, junto a su leal tripulación navegan por las aguas azules del mar del Caribe, expoliando todo lo que les viene en gana, y ganándose el reconocimiento de todos los grandes piratas que navegan por las Indias occidentales. Pero más que un “hombre de alcurnia”, Edward Kenway es la herramienta perfecta para los recién llegados a la serie de Assassin’s Creed. Assassin’s Creed IV Black Flag te lleva a la fascinante era de los piratas al tiempo que te abre las puertas a un trabajado, largo e intenso argumento.
En los juegos anteriores de Assasin’s Creed te metías en la piel de un personaje moderno llamado Desmond, y ese personaje, iba reviviendo uno a uno los recuerdos de sus antepasados. En Black Flag, esta base narrativa está en gran parte ausente. Ahora navegas en esos recuerdos solo, para vivir la vida y las aventuras de Edward Kenway personalmente. Y él también es un recién llegado. Nuevo en esto de la piratería, y nuevo todavía en la orden de los Assassin.
Nos sentamos por primera vez a jugar a Assassin’s Creed IV notando que el mapa ingame cuenta con más de 50 localizaciones, desde grandes ciudades a densas junglas. Pero en Black Flag tu principal ‘campo de juego’ es el Mar del Caribe, que te ofrece secretos por descubrir, tesoros que reclamar, peligros a los que hacer frente y contratos que cumplir. Como los anteriores juegos de la serie, Assassin’s Creed IV compagina la acción con el sigilo y una serie de mejoras al estilo de RPG para conseguir una mezcla perfecta.
Nos adentramos en el mar donde comandamos el infame barco de Edward, el Jackdaw. Se mece y arremete contra las olas, que mojan la cubierta mientras la tripulación de Edward se apresura a recoger los aparejos. El mástil de otro barco aparece sobre el horizonte en la distancia, así que Edward gira el timón hacia él y el Jackdaw se lanza hacia su presa.Las armas de la nave dependerán del ángulo de ataque. A medida que frenamos junto al casco del enemigo, los cañones del Jackdaw truenan y se ponen en marcha, perforando la madera con el hierro pesado de su carga. Después de haber disparado unas cuantas cargas de tus cañones, el barco del enemigo se unde bajo las olas. Nuestro segundo de abordo, un miembro del equipo de desarrollo de Ubisoft Montreal, se echa a reír al ver nuestra maniobra. El hecho de ser muy agresivo significa que tendrás un barco menos que abordar y menos botín que conseguir, aunque siempre hay la esperanza de que el botín flote hasta la superficie. Con suerte, alguna caja suba a la superficie y terminemos un poco más rico de lo que éramos al principio de la partida.
Nos acercamos a otro barco. Pero justo cuando ajustamos nuestro rumbo, el cielo se oscurece y el mar ruge con una feroz tormenta que engulle al Jackdaw: es evidente que el equipo que ha hecho los efectos del tiempo de Ubisoft Montreal se ha empleado a fondo. Mientras luchamos con el timón, nos damos cuenta de una ola se aproxima rápidamente al barco.
Pulsando tan solo un botón, dirigimos a la tripulación para que aguante el impacto, y la ola martillea el Jackdaw con una fuerza descomunal. El habernos preparado nos ha salvado de un daño catastrófico, y nos vemos aliviados de ver que el cielo se aclara y que la tormenta pasa. Nos dirigimos hacia tierra para adentrarnos en las bullliciosas calles de una ciudad costera.
A medida que navegamos, el director de guión del juego, Darby MDevitt, nos habla de su pasión por este período de la historia. Explica su esfuerzo por infundir a Black Flga un lenguaje rico, “en plan Shakespeare”, nos dice, sonriendo. Su deseo es conseguir que el jugador escuche algo bonito pero al mismo tiempo sea un diálogo accesible para un público internacional. El casting de voces de Black Flag, totalmente inglés, da vida al lenguaje con una autenticidad de la que McDevitt está orgulloso.
El Jackdaw llega a la ciudad, y muy pronto vemos a Edward andando entre la población local buscando un contrato que implique un asesinato. Una vez que lo encuentra, nuestro mapa se ilumina con un icono adicional, atrayendo a Edwar desde lejos. Pero antes de eso, McDevitt nos pide que nos sumerjamos en una taberna cercana para escuchar algunas piezas de audio con música auténtica de ese periodo de la historia. McDevitt explica que se han incluido 70 canciones en cabañas y pubs en Assassin’s Creed IV, y que puedes enseñárselas a la tripulación de Edward para que las canten después mientras navegan. Le ofrece un poco más de realismo al mundo de Black Flag, y le da a la tripulación de Edward más personalidad.Lo próximo, es dirigir a Edward rápidamente hacia su objetivo. Se trata de un compañero pirata, y guiamos a Edward a través de unos arbustos que rodean el campo del pirata donde nuestra marca es localizada. La capucha de Edward es inconfundible y sus hojas están listas. Acechamos, a la espera de que el pierata pase junto a nostoros. Cuando se acerca a nuestro escondite, nuestro héroe entra en acción…
… y nos acuchillan hasta morir por tontos, gracias a habernos expuesto demasiado rápido y a que no sabíamos que botón presionar para ejecutar. McDevitt se encoge de hombros, mencionando que el equipo había hecho el combate esta vez, mucho más desafiante. Edward no duró mucho entre los enemigos… pero un jugador mucho más experto en estos menesteres y en esquivar, seguro que sobrevivirá a los intensos asaltos y seguro que parece más fácil todo el proceso.
Assassin’s Creed IV Black Flag es una enorme aventura. Es especialmente impresionante cuando tomas en consideración lo rápido que Ubisoft Montreal ha pasado de Assassin’s Creed III a Black Flag. Para los que no estén familiarizados con la serie, Black Flag será la oportunidad perfecta para subir a bordo. Por lo menos mejorareis vuestra destreza pirata y viviréis una intensa aventura.
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