Hay costumbres que no cambian con los años. Comprar el pan, tirar la basura o ir al médico, por ejemplo, son cosas que seguiremos haciendo hasta que nos muramos y que nuestros hijos tendrán que hacer. Otras, sin embargo, han cambiado o cambiarán definitivamente tarde o temprano, y quién sabe qué es lo que harán los que vengan detrás de nosotros. Cosas como leer el periódico por Internet o felicitar la Navidad con una tarjeta digital están establecidas en el común de nuestra sociedad.
Supongo que antes de que yo naciera, los chavales se entretenían con las chapas en vez de echando un FIFA, o compraban cómics de superhéroes en lugar de dejarse los dedos con el Street Fighter. Ahora ya no hay niños de rodillas en los parques chutando un garbanzo con los dedos y el cómic en papel, igual que los discos, intenta sobrevivir como puede. Una forma de ello es aliarse los videojuegos, sin los cuales ya no se entiende el ocio. Pero eso viene de lejos: me acuerdo ahora de un vídeojuego del Capitán América para mi Amstrad y, por entonces, no había ratones en los ordenadores y Arthur, el protagonista de Ghouls’n Ghosts, no se había jubilado aún.
Ahora llega Marvel vs. Capcom 3: Fate of Two Worlds, diez años después de la última entrega de este crossover de ambas franquicias. Arthur, el entrañable y exhibicionista caballero de Capcom, sale de la reserva para pelear contra Spiderman. La ñoña Tron Bonne se bate a muerte con el guaperas de Ryu, que no se acaba de creer que tenga que pegar a una niña después de todo lo que la Fiscalía de Menores ha luchado este tema.
Ayer estuve en la presentación de Marvel vs. Capcom 3 en Madrid. Es más que un juego de lucha, uno de superhéroes o la mezcla de los dos. Me quedo corto si digo que es tan entretenido como una aventura de tebeo hecha videojuego, o un título de peleas con estética de cómic americano. Hay que probarlo, ver lo cuidados que están los fondos, lo suave que se mueve el Dante de Devil May Cry y lo torpe, pero contundente, que es repartiendo golpes M.O.D.O.K., porque aquí ningún personaje es igual que el siguiente.
Títulos como éste son importantes para pasarlo realmente en grande y no olvidarnos de dónde venimos, de los personajes y las historias con las que hemos crecido. Pero la polémica está servida: ¿Están los videojuegos apalancados? Me refiero a que mucha gente piensa que algunos personajes son tan antiguos que al abrir la caja de un juego nuevo salen polillas. Pero, por el contrario, a lo mejor nadie ha sido capaz de crear personajes que estén a la altura de los que todos conocemos, salvo alguna excepción, claro.
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