Jugamos en las oficinas de Plaion durante más de una hora con esta segunda parte del remake, que llegará a PS5 el próximo 29 de febrero.
El remake que los fans llevábamos años pidiendo sigue avanzando en su historia y lo hace con una esperadísima segunda parte que expande al máximo lo visto en el juego de 2020. Final Fantasy VII Rebirth es más en todos los aspectos. Es más, en primer lugar, por ser una entrega de nueva generación en PS5, y es más también por la propia naturaleza de esta continuación, que abandona la urbe de Midgar para llevarnos al mundo a exterior, lo que implica un mapa más amplio, escenarios más abiertos, más tipos de enemigos y mucho por explorar y por descubrir.
Final Fantasy VII fue una obra que nos marcó a todos por muchas de sus virtudes y de sus mágicos momentos, y sin duda uno de ellos era aquel en el que salíamos de la ciudad y pasábamos a enfrentarnos a un gran mundo por descubrir. Square-Enix ha hecho coincidir este punto clave con el inicio de esta segunda entrega, así que no es de extrañar que nuestra expectación por él está por las nubes. Final Fantasy VII Remake fue un grandísimo título, pero es en este donde esperamos que todo explote en pos de crear algo majestuoso, y a través de las dos demos del Tokyo Games Show que jugamos en las oficinas de Plaion pudimos comprobar cómo toda la grandeza de uno de los juegos más famosos de la industria se muestra ante nosotros en gloriosa alta definición para hacernos sentir hoy tal como nos sentimos en 1997.
La primera demo nos llevaba a vivir una parte de ese flashback con el que Cloud narraba a sus compañeros sus andanzas con Sefirot como miembro de soldado. Ellos dos, junto a una joven Tifa con sombrero vaquero y un par de soldados de Shinra partieron en una expedición al Monte Nibel para examinar un reactor de Mako averiado. Durante este tramo ya pudimos ver algunas de las novedades de esta segunda parte, como escenarios más explorables con acciones contextuales que podemos realizar (casi todas referentes a saltar o trepar) o un mayor número de ítems por buscar, sobre todo en lo que a Materias se refiere. Pero lo que sin duda más llama la atención son las nuevas habilidades conjuntas entre los personajes, que dan lugar a pequeños combos muy visuales y destructivos entre, por ejemplo, Cloud y Sefirot. ¡Y sí! Así, es: durante esta parte de la historia podemos llevar al miembro legendario de Soldado en el grupo y manejarlo en combate para disfrutar de sus poderosas habilidades. Manejar a Sefirot era sin duda el gran aliciente de esta demo y, por supuesto, se nos hizo corto. Da gusto repartir cera entre los enemigos con la espada Masamune entre las manos 😀
Pero pasemos a la segunda demo, que fue la que más cosas tenía que explicar. En ella llegábamos a las proximidades de Junon, la ciudad militarizada que bien recordamos por su distintivo cañón apuntando a la costa y en la que se producen escenas míticas como la del desfile del juego original. No pudimos verlo aquí, no obstante, pues la sesión de juego estaba más centrada en explorar los alrededores de la zona para disfrutar los entornos abiertos de los que hace gala Final Fantasy VII Rebirth a lomos de los siempre presentes Chocobos y acceder al interior para librar un combate contra un jefazo volador (para lo cual Barret vuelve a ser muy útil) que está atacando al mítico delfín que en el título de PS1 nos ayudaba a llegar a la zona superior de Junon.
Por los alrededores pudimos recorrer un entorno plagado de enemigos y objetos por encontrar con un apartado gráfico espectacular que demuestra lo bien que le ha sentado al juego el salto a la nueva generación. Todo, desde el terreno a los modelados de los personajes ha recibido una mejora y ahora lucen mejor que nunca; tal y como siempre quisimos vivir la aventura de Cloud y compañía. Además, la cantidad de extras hacen que apetezca recorrer y buscar para dar con todo.
Los chocobos, por ejemplo, pueden ser personalizados con objetos cosméticos y con nuevas habilidades, y con los numerosos objetos que encontramos a lo largo de nuestro camino podéis fabricar armas, pociones, alas de fénix… y es que precisamente este menú de creación que tenemos al alcance en cualquier momento es otra de las novedades de Final Fantasy VII Rebirth junto con la posibilidad de cambiar entre varios grupos predefinidos con solo una pulsación de los botones superiores. Esto es importante, ya que por exigencias del guion, en esta continuación tenemos nuestra disposición muchos más personajes que en la primera parte. Uno de ellos, por ejemplo es Red XIII, que ahora sí podremos controlar para atacar a los enemigos con poderosas garras y colmillos.
La zona abierta de Junon esconde muchos secretos, algunos de los cuales pueden ser olfateados por tu Chocobo mientras que otros requieren que ayudes a los polluelos Chocobo. Ayuda a un pollito a reactivar una parada de Chocobo y ganarás una Pluma Dorada, que puedes canjear en una granja de chocobos cercana para desbloquear cosméticos para tu montura.
Por lo demás, todo se mantiene como en Final Fantasy VII Remake para dar esa sensación de familiaridad que requiere un juego dividido en varias partes. El sistema de combate es bastante similar, con la barra del menú de comandos para lanzar magias y usar habilidades y la alternancia de dos modos de combate para cada personaje: uno más ofensivo y otro más defensivo. La novedad principal radica, como decíamos, en las habilidades y combos conjuntos entres dos personajes, que teniendo a Cloud, Barret, Tifa, Aeris, Red XIII y otros como Caith Sith, como pudimos ver en el tráiler mostrado en el Tokyo Games Show, imaginaos la cantidad de posibilidades a nuestro alcance. De hecho fue esa una de las sensaciones que nos dejó la segunda demo: el de tener montones de opciones a nuestra disposición que esperamos disfrutar con calma en casa a partir del 29 de febrero para ver cómo sacarles todo el partido.
Y no me quiero despedir sin hablar de sensaciones, porque… es que esto es Final Fantasy VII, prácticamente el juego de nuestras vidas. Poder volver a vivir la historia de Sefirot y ver las localizaciones del juego que nos cautivó ahora con un nivel de realismo y detalle tan elevado ha sido durante 25 años una de nuestras ilusiones como jugadores. De momento ya solo divisar Junon por fuera, acceder a su interior y ver cómo, gracias a la tecnología, la vida bulle y sus habitantes pueblan cada rincón es un salto cualitativo enorme respecto a los escenarios pre-renderizados que desataron nuestra imaginación en 1997. Estamos deseando poder embarcarnos otra vez en la aventura más memorable de todos los tiempos, completarla al 100 %, desentrañar todos sus secretos y comenzar a soñar nuevamente con la tercera entrega que pondrá el epílogo a una historia que los veteranos descubrimos en su día y que los nuevos aficionados pueden descubrir ahora. Que viva el eterno legado de Final Fantasy VII y que viva por siempre.
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