Hace unos días, parte del equipo de desarrollo de Thief, encabezado por Joe Khoury, estuvo en nuestro país mostrando esta esperada cuarta entrega de la saga de acción y sigilo que debutara en PC en 1998.
Parte de la presentación consistió en un gameplay de más o menos 30 minutos de duración que pudimos ver y probar y que, tal como esperábamos, nos dejó buenas sensaciones. Garrett ha vuelto, y lo hace envuelto en la mejor recreación de una ciudad enferma y decadente que hayamos visto en PS3. La atmosfera sucia y oscura que envuelve todo el juego es el caldo de cultivo perfecto para que un maestro del robo haga de las suyas, y a eso es a lo que nos vamos a dedicar básicamente: llevarnos objetos valiosos que se encuentran repartidos por el mapa, forzar cerraduras, entrar en edificios por la ventana… en definitiva podemos decir que todo lo habitual en el mundo del latrocinio está aquí presente, lo cual ya hace que nos frotemos las manos pensando en las mil y una maldades que podremos hacer.
Para estas maldades vamos a estar mejor equipados que nunca. Tenemos, aparte de una pequeña y sigilosa arma de filo, flechas de muchos tipos: de fuego, de agua… y hasta una que nos permitirá disponer de cuerdas por las que trepar y llegar a nuevos lugares. Además contamos con la llamada habilidad ‘Focus’, que sirve para distinguir mejor todos los objetos importantes a nuestro alrededor. Pero eso sí, no os creáis con el poder para hacer lo que os dé la gana, pues como nos comentaron los chicos de Eidos-Montréal, tras los hurtos hay que dejar las habitaciones tal y como las encontramos, o de lo contrario haremos sospechar a los guardias.
Respecto a la naturaleza de esta cuarta entrega, Joe Khoury quiso puntualizar que Thief no es una continuación ni tampoco un juego anterior a los originales, sino que es una reinterpretación de la saga. Todo lo que hizo grandes a la anterior trilogía ha sido ahora ampliado y mejorado para adaptarse al potente hardware de PS3 y llevar la experiencia de robar en un mundo abierto a un nuevo nivel, y damos fe de que se ha conseguido. Ya estamos deseando poder robar hasta la extenuación.
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