Buenos días, amantes de la mutilación zombi. Tanto vosotros como yo sabemos que estáis deseando, ¿qué digo deseando? ansiando poner las manos encima de Dead Island, ese juego de zombis que se está gestando con gran secretismo y del que no habíamos podido hasta ahora sacar nada en claro aparte de que gozaba del teaser más espectacular y emotivo que se recuerda en el sector y que nuestro cometido iba a ser el de destrozar muchos no muertos en una paradisiaca isla tropical.Pues bien, nosotros ya hemos podido verlo en profundidad de la mano de su su Brand Manager, Vincent Kummer, y no sólo verlo; ¡sino también jugarlo! ¿Qué cómo lo hemos hecho? Pues muy fácil, yendo hasta las mismísimas oficinas de Koch Media en Madrid donde los amables empleados de la distribuidora nos estaban esperando con varias pantallas listas para disfrutar 45 minutos de demo.
Sin embargo que no te engañe el tráiler que conmocionó la industria hace dos meses, porque ese no es el tono general que, tras lo visto, muestra Dead Island, y tampoco pienses que tras haber probado Dead Rising 2 sea redundante embarcarse en otro juego de matar muertos vivientes. La realidad es que el asunto comienza a cobrar bastante sentido cuando uno se pone a los mandos y comienza a vivir esta vastísima aventura que de manera magistral mezcla conceptos tan alejados como el RPG de corte occidental y el hack and slash. Y sí, habéis oído bien, porque el juego de Techland bebe tanto del rol como lo hace del mata-mata. De hecho, si tuviéramos que compararlo con algo diríamos que estamos ante una mezcla de Fallout 3, Crysis 2 y el mentado Dead Rising 2.
De Fallout 3 y Fallout: New Vegas toma el sistema de juego en general. Nos encontraremos en una enorme isla que podremos explorar en primera persona con total libertad. En ella, multitud de personajes estarán dispuestos a hablar, ya sea para darnos misiones (principales o secundarias), para darnos datos de interés acerca de la zona en que nos encontramos o para ofrecernos sus servicios, ya sean estos vendernos armas, mejorar nuestros ítems, repararlos etc. El escenario es enorme, y podemos ir hacia donde queramos cuando lo queramos. Del mismo modo podremos coger casi cualquier objeto que veamos y también adquirir puntos de experiencia con los que subir de nivel y mejorar nuestras habilidades. Todo, como veis, muy en la línea del género rolero tan en boga actualmente.
De Crysis 2 toma esa libertad de acción y de movimiento a la hora de encarar una situación. No hay una sola forma de abordar los problemas y enfrentamientos. Podrás lanzarte a pecho descubierto contra los zombies, pero también podrás bordearles, lanzarles un bidón de gasolina y hacerlo reventar. Podrás acuchillarles, podrás dispararles… ¡y por supuesto coches! Porque en Dead Island habrá acción, mucha acción, y los vehículos no sólo nos servirán para recorrer los extensos parajes de Banoi (isla ficticia localizada en Papúa Nueva Guinea) sino también para destrozar zombies y tirar verjas abajo. Eso también recuerda a Crysis 2, ¿verdad? Bueno, y también a aquellos Carmageddon que en nuestros queridísimos tiempos de PSOne llegaban a España con zombis (anda, mira) en lugar de peatones atropellables.
La narrativa también tiene pinta de no dejarse llevar por las sendas de la relajación. Vincent Kummer, en su presentación previa a nuestra sesión de juego se encargó de mostrar cómo nuestro protagonista despertaba completamente desorientado en la habitación de su hotel tras una fiesta de la que poco recuerda; ni él ni nosotros. Y es que sí, la escena de la fiesta la pudimos ver, pero es que se muestra de una manera tan deliberadamente confusa que resultó casi imposible discernir lo que ocurría en ella. Precisamente lo que querían los desarrolladores y exactamente lo que han conseguido.
Y finalmente está la parte Dead Rising 2. Que en ningún momento se te pase por la cabeza que quizá no se pueda desangrar seres infectados, que ni se te ocurra que no vas a poder picar carne putrefacta con todo tipo de armamento, que ni de lejos niegues la posibilidad de abrir cráneos cual coco maduro, pues Dead Island tiene de todo eso… Bueno, en realidad es que va a tener de todo. Desde el inicio del texto lo hemos comparado con otros grandes títulos de PS3, pero la verdad es que estamos ante un juego único que exhibe una personalidad propia muy marcada forjada a base de recibir las mejores influencias. En las oficinas de Koch Media sólo jugamos unas pocas misiones secundarias consistentes, básicamente, en acudir a distintos lugares de la isla para resolverle los problemas a los escasos supervivientes que quedan. Mientras tanto, tuvimos que enfrentarnos a zombies de distinta calaña; desde los “comecerebros” habituales hasta otros autoexplosivos (conocidos como suiciders) que tampoco deberían dejar en segundo plano a los ram, una mezcla entre zombie y berserker con mucha afición a la embestida.
Pues lo que os decía: apenas disfrutamos tres misiones y ya os puedo decir que Dead Island será uno de los juegos con mayor calidad y prestaciones que probaréis nunca en una PS3. Un título magistral se está aproximando poco a poco.
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